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No eres real. ¿O sí lo eres?, ¿cuánto tiempo tardaré en derribarte, en volverte jodidamente humana, asquerosamente real?, ¿cuántas palabras tuyas harán falta para que dejes de interesarme? No eres Cruz. No puedes serlo. Nadie puede competir contra una fantasía, un yo imaginario, que pesa sobre mi propia mente. Han jugado tanto conmigo que ahora lo único que sé hacer es jugar con los sentimientos de los otros. Me he vuelto buena en esto. Mentir es un deporte como cualquier otro. Impaciente pendes sobre mí, como un péndulo que desea decapitarme. Pero hay un precio por ello, ¿creíste que me entregaría así, sin más, sin pelear, sin resistirme? Inténtalo. Ambas sabemos la respuesta. Al final del día, cuando vuelvo a mi cama confortable, cuando me arropo entre las sábanas y el único contacto real es el frío de ésta, y cierro los ojos, continúo sola. Tú estás en la distancia, quizás pensándome, pensando que has ganado, pero puedo asegurarte que no eres la última imagen que vislumbro antes d
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Idea Vilariño

 La angustia ha devenido apenas un sabor, el dolor ya no cabe, la tristeza no alcanza. -Idea Vilariño

La foto, y otros temas

  Fumabas, fue lo primero que noté. Compartimos ese vicio, lo volvemos a compartir pues yo había dejado, rápidamente –aunque en verdad fueron meses de re-acostumbramiento- volví penosamente a él. Yo sabía que mis malas acciones no venían solas, desde mi última gran crisis perdí un nuevo celular (otro día te contaré dónde está, porque en verdad si uno sabe su ubicación no puede decir que está perdido, pero ya no me pertenece) y retomé el cigarrillo. Pero no quiero hablar de ello, volvamos a vos, a lo que nos concierne. Así que vi tu encendedor verde, el mismo que hoy perdí, irónicamente, cuando vino mi hermana de visita con los nenes yo estaba fumando escondida en el balcón, y en el apuro por apagar el pucho y esconder el encendedor ahora ya no lo encuentro, supongo que será otra cosa más que añadiré a la lista de objetos perdidos y no recuperables. Son esas cosas que están en alguna parte, sencillamente no contigo. Lo siguiente que vi fue tu libreta, garrapateada con letra desprolija,

Atenea

Las palabras de los otros. Fragmentos sobre la muerte Las palabras propias. Fragmentos sobre la muerte. Un hilo plateado, del cual jaló la desnuda mano, un sendero se abrió ante mis ojos, la insoportable consciencia de saberme presente, frente al gran misterio de la no vida. Las pestañas, que como desvencijadas cortinas, barrieron el espacio que me separaban de este cuerpo y del fértil sendero, y el alud imaginario que clamaba a voz abierta "si avanzas mueres, y si mueres ya no eres". Qué pequeño y miserable ser, pensé, que se atreve a reclamarse ante el espacio intermitente de la vastedad emocional. *Atenea, diosa griega, editado por mí.

Jorge Luis Borges

                              “Cualquier destino, por largo y complicado                                    que sea, consta en realidad de un solo momento:                                el momento en que el hombre sabe para siempre quién es”. Jorge Luis Borges, biografía de Tadeo Isidoro Cruz

El ajuar

Un corazón en un cover, flamante como una flecha mojada en  ardiente deseo; una mirada que si pudiera rompería en llanto, con sus ojos que todo lo abarcan, bajo un cielo encapotado de cuerpos letrados, muy próximos al éxtasis, las mentes estrechas, rozando el sexo ardiente del intelecto, pero sus manos que apenas saben rozarse, forman un nicho de voces aladas- Oh, si la voz fuese una sola..., y si no fuese la distancia tal montaña encantada..., quizá podrían fusionarse en el himno inmortal del dulce sabor. Y si no fuese yo tal añejo árbol, con tal temor de enraizar en fértil ajuar... Entonces quizás, solo quizás...  

Diarios de Sylvia Plath, 1 de octubre de 1957

Me gustaría publicar una serie de entradas de los diarios de Sylvia Plath, que me parecen clave para entender un poco contra qué demonio s luchaba, estas voces interiores que la acechaban. Como escribe ella, intentaba no transmitirle nada a su marido Ted Hughes, por mucho que pensara que éste la apoyaba, en cierto modo pensaba que si no lo decía, sus miedos no existían. Les dejo el link para descargar el libro si les interesa: https://ar1lib.org/book/11245339/767ca3 Carta a un demonio:  Anoche tuve la sensación de haber estado leyendo a James sin el menor provecho, y el temor que me recorría el cuerpo alcanzó los niveles de una lucha encarnizada. Aunque estaba agotada no podía dormir, yacía con los nervios a flor de piel, oyendo los quejidos de mi voz interior: «¡Ah, no eres capaz de dar clases ni de hacer nada! ¡No eres capaz de escribir, ni de pensar!». Y seguía echada resistiendo a duras penas esa racha de negatividad, pensando que la voz era mía, parte de mí, y terminaría dominándo

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